sábado 4 de mayo de 2024

SIN FRONTERAS

Carlos Iglesias y Nani Iborra: la historia de una sólida y fructífera amistad

Se conocieron una noche en Bolívar por el hijo de uno de ellos. Carlos se anotició de las cualidades canoras de Iborra, quien terminó transformándose en su voz.

Carlos Iglesias y Nani Iborra: la historia de una sólida y fructífera amistad

Carlos Iglesias es conocido en Bolívar y la región por ser el compositor que escribió "Amanecer de San Carlos", la zamba que se convirtió en un himno de los bolivarenses. Gracias a la gentileza de Mariana Coviella, quien aportó material invalorable para conocer un poco más a Carlos Iglesias, se puede transcribir un fragmento de la biografía que escribió, de puño y letra, su esposa, Raquel Alías, “Chela”. 

“Nacido en Bolívar el 3 de noviembre de 1921. De madre argentina y padre español. Desde los cuatro años vivió en San Martín 1235, panadería tradicional en la ciudad. Siendo adolescente inició los estudios de música con un hermano mayor (violinista), más tarde continuó con el maestro Humberto Sangrígoli, en cuya orquesta tocó acordeón a piano durante varios años.

Su inquietud por la poesía y la música lo impulsaron a producir obras musicales cuyas letras se refieren principalmente a exaltar el amor por su terruño, a su historia, a sus hombres y mujeres, y a las características o hechos que representan a su pueblo. Cuenta con más de veinte títulos registrados: ‘Amanecer de San Carlos’, ‘Huellas de carros’, ‘La calle del recuerdo’, ‘Canto al malambo’; ‘Bajo mi cielo sureño’, ‘Tristeza te llaman’, y ‘Aquel camino’, son algunas de sus obras”.

 

Nani Iborra y Liliana Coviella.

 

La relación con Nani Iborra

 

Podemos aseverar que Nani Iborra es la voz de Carlos Iglesias, fue el músico que más temas le grabó. Nani, que también es cantante lírico y artista plástico, es bolivarense por adopción a instancias de Iglesias: su hijo Gustavo era compañero de facultad del hermano de Nani. Fue por ese vínculo que Carlos se anotició de las cualidades canoras de Iborra. “Una noche fría llegué a Bolívar convocado por Carlos, y así se inició una hermosa amistad, días después me propuso cantar sus canciones. Me dio las partituras, que estaban muy bien escritas y empecé a estudiarlas. Hicimos algunas presentaciones y luego editamos un casete con las primeras canciones”, cuenta Nani.

En esos primeros temas grabados estaba "Amanecer de San Carlos" y otras canciones de Iglesias, junto a composiciones de Iborra. El casete se llamó De mi tierra y del corazón, título que le puso “Chela”: ‘De mi tierra’, por las canciones de Nani y su Huanguelén, y ‘Del corazón’, por los temas de Carlos y su Bolívar.

La amistad artística muy pronto se convirtió también en amistad de vida: mientras trabajaban en las canciones aparecían los ricos platos de “Chela”, el vaso de vino y siempre, siempre, la música. “Era un continuo soñar con las canciones de Carlos, también con las mías, pero eran las de él las que llevaban la batuta, si habremos hablado y charlado de las canciones, era el proceso de editarlas, de masticar y entender las letras. Mi casa musical y mi segundo hogar, a la par del primero, ha sido el de Carlos y Chela”, se sincera Nani. 

 

 

El dúo interactuaba de variadas maneras, trabajaban en la casa de Carlos, se telefoneaban, y a menudo Carlos le enviaba a Nani esquelas con instrucciones y/o sugerencias sobre las canciones. Había una ida y vuelta entre compositor e intérprete, intérprete que al mismo tiempo era autor, y que enriquecía aún más el proceso artístico.

Para disfrutar de la faceta de compositor de Nani Iborra recomendamos Galopando por el mundo, álbum de 2018, que contiene varias de sus canciones: ‘Adiós pueblo mío’ y ‘Galopando por el mundo’, dedicadas a su Huanguelén; ‘Cuando será el día’, ‘Diego’, ‘Quinientos años’, ‘Muros’. ‘Madera’, ‘Pueblo del sur’, y ‘Cómo quema’.

“Yo siempre compuse y lo sigo haciendo hasta hoy. Días pasados, después de la partida de ‘Chela’, pasando por la casa se me encendió una canción. Le puse un título muy particular, se llama ‘Viamonte 76’, que es la primera dirección que yo conocí, y es mi casa y sigue siendo, en el recuerdo, mi lugar. La canción es un homenaje a Carlos que yo le debía, se lo debe el pueblo de Bolívar, se lo debe el arte y la música de Bolívar, porque Carlos ya es parte del proceso histórico musical de Bolívar”, confiesa Nani, que ya hace muchos años que formó un hogar en la ciudad.

 

 

Las dos últimas canciones de Iglesias que Nani grabó son dueñas de una historia muy especial. La última vez que Carlos convocó a Nani tenía serios problemas de salud (en ese momento el cantante estaba en Italia). Cuando Nani regresa se encuentra con su amigo: “Estábamos sentados en el living de su casa, y me dice: ‘Mirá, te voy a decir la verdad, no te pongas mal. Yo me voy’. Y yo le preguntó: ‘¿Adónde te vas?’, y me hace señas rumbo al fondo de la avenida Calfucurá, me contestó: ‘Para allá, esa es la verdad. Entonces quiero que me grabes dos canciones: ‘Bajo un cielo sureño’ y ‘Las palmeras de Bolívar’, quiero escucharlas”. 

Pasaron unos días hasta que Nani reaccionó, tenía el boleto de regreso a Italia pero quería cumplir el deseo de su amigo. Llamó a Tito Flores y comenzaron a ensayar las canciones, la registraron en el estudio de Sergio Ramírez, quien les hizo el favor de terminar la grabación esa misma jornada. “Llegué a la casa de Carlos a la medianoche (a la una de la mañana tenía que tomar el micro para el aeropuerto) - relata Nani -. Estaba ahí en la cama, enfermito, alcanzó a escuchar las canciones adelante mío, esbozando una hermosa sonrisa, luego me despedí. Diez días después desde Italia me entero que había fallecido. Ése fue el último contacto con Carlos, y la despedida está en esas dos canciones. Esta historia tiene lo bello de la grabación y de su pedido, y la tristeza de una despedida. Carlos es mi razón de existir en Bolívar, Carlos fue la puerta”. 

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