miércoles 1 de mayo de 2024

SIN FRONTERAS

"Mi tributo al rock nacional", el disco del músico bolivarense Miguel Acuña

Miguel Acuña es un apasionado de la música, y también es un músico apasionado, posee un frondoso historial en nuestra ciudad que lo culminó con Géminis, banda que interpretaba exclusivamente temas de nuestro rock.

"Mi tributo al rock nacional", el disco del músico bolivarense Miguel Acuña

Toda una generación de argentinos y argentinas comenzó a amar el llamado ‘rock nacional’ a través de Sui Generis, lo demuestran en la serie ‘El amor después del amor’, cuando Fito Páez niño abraza deslumbrado un ejemplar de Vida, el primero disco del tándem García-Mestre. 

“Los Sui Generis fueron los precursores, los que marcaron una época y nos empujaron a subir a los escenarios y cantar sus canciones”, dice Miguel Acuña, músico bolivarense radicado en Mar del Plata. “En mi adolescencia, con mi amigo Néstor Urigoytea, que le decíamos ‘Matuto’, escuchábamos los Beatles, los Shakers, los Rolling Stones, también Alice Cooper, Deep Purple, Queen; y estaba el amor por el rock nacional, aunque para sobrevivir hacíamos música de artistas ya reconocidos. No estaba muy bien visto tocar el rock de acá, nos dejábamos el pelo largo y éramos los hippies. La gente murmuraba y decía que esta juventud estaba perdida, que andaban todo el día con la guitarrita al hombro cantando esas canciones de rock, y en realidad era una pasión que teníamos”.

Miguel Acuña es un apasionado de la música, y también es un músico apasionado, posee un frondoso historial en nuestra ciudad que lo culminó con Géminis, banda que interpretaba exclusivamente temas de nuestro rock. “Allí estaban Walter Picirillo en teclados, Daniel Lucero y Gustavo Olivieri en guitarras, el “Payo” Juan en batería y “Coquito” Etcheverry como vocalista - recuerda -. Hacíamos temas de Pastoral, León Gieco, Vox Dei. Fue una época maravillosa, era todo nuevo para nosotros, extrañé muchísimo todo eso cuando me fui a Mar del Plata”.

Mi tributo al rock nacional se llama el disco que grabó Miguel en su estudio Soundmikestudio, con la participación de músicos de Mar del Plata, Bariloche y Buenos Aires. “Era un sueño que tenía de chico - dice -, porque al escuchar esos discos yo pensaba: cuándo podré estar en un estudio de grabación, y cómo será grabar, para nosotros era algo desconocido. Las once canciones del disco ustedes la conocen, pero están grabadas con versiones que yo hice a mi modo. Al disco pude ponerle mi impronta: grabé guitarras y bajos, algunos coros, y también pianos, obviamente que no toqué todos los instrumentos, me ayudaron músicos de Mar del Plata, Bariloche, y Capital Federal, también hay un trabajo formidable con los coros”.

En Mi tributo al rock nacional Miguel interpreta con versatilidad composiciones de Charly (De mí, Yo no quiero volverme tan loco); Andrés Calamaro (Por mirarte, Costumbres argentinas, de Los Abuelos de la Nada, Me estás atrapando otra vez, de Los Rodríguez); León Gieco (El fantasma de Canterville, de Charly); Ciro y Los Persas (Astros); Fito Páez (Yo vengo a ofrecer mi corazón, y La vida es una moneda, por Baglietto); y Spinetta (Muchacha ojos de papel, de Almendra).

“Me llevó unos cuantos años terminar, y creo que es el trabajo más grande que hice. Es un discazo, fue lo más lindo que pude haber grabado en mi vida”, dice Miguel, muy agradecido.

 

 

Antes de descubrir el rock nacional Miguel tenía incorporados los tangos silbados por mi padre, y las versiones que cantaba su madre de tangos de Azucena Maizani, Tita Merello y Lamarque.

Siempre estaba presente la radio, y cuando llegó el Wincofón comenzaron a sonar los artistas del folklore: Horacio Guaraní, Mercedes Sosa, Los del Suquía y los Tucu Tucu; además de Sandro, Palito Ortega, Leonardo Fabio y Donald.

Miguel completaba su avidez por la música escuchando el programa uruguayo ‘Aquí está su disco’, por radio Monte Carlo, que difundía a Nicola Di Bari, Fred Bongusto, Rita Pavone y Peppino di Capri; y Nino Bravo, Dyango, Rafael y Joan Manuel Serrat.

“Con mi primo Darío Rodríguez, que tocaba la guitarra, y yo el bombo, pisamos varios escenarios - recuerda Miguel -, nuestro debut fue en 1973 cantando folklore, cuando vino a Bolívar el presidente de Venezuela, Rafael Caldera a inaugurar el monumento a Simón Bolívar frente a la estación. Y ahí en un escenario grande, frente a muchísima cantidad de público, hicimos el debut con mi primo”.

 

Miguel y sus bandas en Bolívar

 

Su primera agrupación importante fue Los Caballeros del Ritmo. Participó como cantante junto a “Matuto” Urigoytea en batería, Carlos Autor en bajo, “Bocha” Scarillo en guitarra, “Rulo” Scarillo en pandereta y “Bocha” Crespo en teclados. “Tuve la posibilidad de conocer diferentes ciudades y pueblos, la orquesta hacía una o dos presentaciones todas las semanas, y ahí aprendí a expresarme en un escenario”; cuenta Miguel, que también integró Evidencia tocando batería y cantando, junto a Carlos Páez en bajo, y “Beto” Molina en guitarra. Luego estuvo casi dos años en Demons 70, allí estaban, entre otros músicos: Jorge Botana (bajo), Jorge Farace (teclados), Rubén Exertier (guitarra), Osvaldo Moriones (voz), Miguel (bajo y voz), y Héctor Tullio (presentador).

Su siguiente agrupación, Frecuencia, contaba con ciertas particularidades: “Tito” Siervo era el productor general, aportaba casi todos los instrumentos y tocaba los teclados en algunos temas; el resto del grupo estaba compuesto por Miguel en bajo, Eduardo Real en teclados, Marcelo Barreiro en guitarra, Ariel Cánepa en batería, y la voz de Antonio Líbero. “Con esa orquesta hacíamos un repertorio diferente al que se tocaba en los bailes - cuenta -. Con Frecuencia quedaron muy lindos recuerdos, era una orquesta que trajo un aire nuevo en la música en Bolívar”.

Láser fue el siguiente proyecto musical en que estuvo Miguel (voz), junto a Daniel Lucero y Ricardo Serra en guitarras, Osvaldo Moriones en bajo, “Beto” Gauna en batería (luego lo reemplazó “Fratacho” Di Francisco por un tiempo). “La música de orquesta de bailes era necesaria porque con eso ganaba dinero para comprar mis instrumentos”, explica nuestro invitado.  

Luego de Láser, Miguel en guitarra y voz, formó ‘su grupo’: Metrópolis, junto a “Pato” Sánchez en batería, Walter Picirillo en teclados, y Roberto Cardoso en el bajo. “Con Metrópolis nos dimos el gusto de tocar música internacional, en el campo o la ciudad: temas de Dire Straits y Stevie Wonder, no recuerdo a otra orquesta que haya tocado en clubes como La 18, Marsiglio, Empleados o El Fortín, temas de música internacional como nosotros”, dice Miguel. Géminis, la banda que ya citamos más arriba, fue el último proyecto musical de Miguel.

 

 

En febrero de 1986 Acuña llegó a Mar del Plata, le llevó un año organizar su hogar y su trabajo en la construcción. En ese momento no era un músico profesional, pero lentamente comenzó a interactuar en el ambiente musical marplatense. “Iba a un recital muy importante que se hacía en Las Toscas, enfrente al Hotel Hermitage. Había muchas bandas que tocaban en el festival de la primavera, y de a poco me fui relacionando con músicos, tocaba esporádicamente en muchas bandas hasta que encontré un grupo y formamos Alien’s 4, con Daniel Cueto en teclados, guitarra y voz, ahora vive en Mallorca, Oscar Burgos en bajo y yo en la batería. Hacíamos temas de Gustavo Santaolalla, Soda Stereo, Los Enanitos Verdes, Miguel Mateos y Fricción”.

Actualmente integra el trío La Nacional, con el que interpretan canciones de Los Enanitos Verdes, No Te Va Gustar y otras bandas del género.

“En cuanto a mis proyectos inmediatos, a mi edad ya no puedo esperar demasiado, me siento joven pero ya he recorrido un largo camino - reflexiona en el final, Miguel -. No pretendo ser famoso, pero sí ganar dinero para vivir. Me tocó una familia maravillosa, tengo tres hijos varones: Alejandro, Martín y Marcos; y mi señora Dorita, una mujer de oro que muchas veces me ha apuntalado. Mi sueño es seguir haciendo música, y te agradezco por esta entrevista, así la gente más joven puede conocerme y enterarse que hace más de cuarenta años hubo músicos en Bolívar que hoy todavía siguen cantando y teniendo amor por el rock nacional y toda nuestra música, como el tango y el folklore”. 

Miguel Acuña siempre tiene presente nuestra ciudad, pregunta por amigos que no ve, recuerda anécdotas e historias de las bandas que integró, y sigue conectado con los músicos locales. Podemos afirmar, parafraseando a Eladia Blázquez, que Miguel Acuña tiene su corazón mirando a Bolívar.

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