A Ítalo Mosca se le encienden los ojos cuando le pregunto por Néstor Roque Darino, se criaron juntos en el mismo barrio, eran amigos que iban juntos a todas partes. 

Ítalo nos retrotrae a la década del 50, entre 1954 y 1955. Bajo el paraguas del maestro Mario Rossi, Ítalo tocaba el clarinete (luego incorporaría el saxo alto), y Néstor la trompeta, aunque también ejecutaba el bandoneón.

Ítalo, que llama a Darino por su segundo nombre, cuenta que Roque comenzó a cantar los tangos que interpretaba Julio Sosa. La primera vez que cantó en público lo hizo en el Club Alem, que estaba ubicado en la Avenida San Martín, en la Sociedad Italiana. Cantaba tangos acompañado por Jorge Riccio en los ensayos pero no se animaba a hacerlo con una orquesta.

"Una noche estábamos en Alem rodeado de una barra de parroquianos y me confesó que tenía ganas de cantar, y yo le dije: ‘esta noche es tu oportunidad’. Con Jorge Riccio le insistimos a Mario Rossi, el director de la orquesta, hasta que accedió”, narra Mosca.

Luego de cantar ‘Mala suerte’, Darino recibió un aplauso cerrado del público presente en el Club Alem. Los aplausos de esa noche le dieron el coraje necesario para iniciar su camino como cantor.

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“Roque tenía una afinación y un oído bárbaros, me hacía acordar a Floreal Ruíz o al ‘Polaco’ Goyeneche, porque ellos entraban después que comenzaba la orquesta y siempre entraban en el tiempo justo - recuerda Ítalo -. Era el cantor que más oído tuvo en Bolívar. Fuimos a Azul a presentarnos, y cuando Roque cantaba ‘Cambalache’ las mujeres le pedían que les copiara la letra. Tenía mucha facha, mucha presencia arriba del escenario”.

Hugo Darino, el hermano que le sigue en edad a Néstor, (le siguen Elsa, Sara y Oscar, el menor, que también cantaba), me muestra fotografías de ‘Bien Nuestro’, obra que montó en el Teatro Coliseo el grupo de teatro El Mangrullo en los primeros días de diciembre de1967, bajo la dirección general de Omar Pérez, libro de Oscar Gentile, y dirección musical de Mario Rossi y Jorge Riccio. Tocaba en vivo la Orquesta Rossi y los cantantes eran Rubén “Canyengue” Fuentes y Néstor. La obra estaba dividida en tres partes, y en la misma se interpretaban dieciséis tangos clásicos y tres piezas propias: ‘Evocación’ y ‘Yo soy milonga’, con música de Riccio y letra de Gentile; y el instrumental ‘Compadrona’, de Riccio.

En ‘Bien Nuestro’ también participaban parejas de baile. Hugo, gran bailarín, bailaba con Noemí “Negra” Chorén. “Yo participaba en la obra, había ganado siete concursos en el baile ‘La Pista’ que se hacía en el Teatro Coliseo.”, relata Hugo.

José Riccio, hijo de Jorge, y su madre, Laura Isabel Cerruiz de Riccio, nos aportaron material invalorable que contiene el debut de la agrupación Bolívar Tango, que ocurrió en 1974 en el Club Racing de Olavarría. Jorge Soria comentó alguna vez que les llegó la convocatoria a participar de un recital a beneficio para los damnificados de la inundación en Pehuajó. No sin apuro se formó un grupo integrado por Mario Rossi en piano y dirección, Jorge Riccio en bandoneón, Humberto “Cacho” Borzillo en contrabajo, y Jorge Soria y Néstor Darino como cantores. Cuando llegó el momento de la presentación el locutor preguntó cuál era el nombre del grupo, al no obtener respuesta, el presentador los bautizó como Bolívar Tango.

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Luego de la muerte de Mario Rossi y la de Jorge Riccio, Darino queda un poco huérfano y recurre a Rubén Exertier, que sería el último músico que acompañó a Néstor.

“Un día Néstor me propuso que lo acompañe solo con el bandoneón - recuerda Rubén -. Vino con las partituras escritas por Jorge Riccio para él exclusivamente. Me estudié los arreglos, eran más de veinte tangos. La primera vez que tocamos en público nunca me avisó con cuál tango comenzaríamos, solamente dijo: ‘Vos subí al escenario y tocá’. Entonces empecé con el tango que más seguro tenía, hice tres o cuatro veces la introducción y él subió cantando. Luego seguía con la introducción de otro tango y Néstor anunciaba el título y los autores, que es algo que ahora se ha perdido. Algunos músicos me decían que Néstor se salía de tiempo, que era difícil acompañarlo, pero para mí fue la cosa más simple porque él iba y volvía, fraseaba y salía de tiempo cuando quería".

Le acotamos a Rubén que Néstor Darino tenía un gran dominio del escenario, y Rubén prosigue: “Néstor tenía una gran seguridad, siempre llevaba su carpeta con las letras de los tangos, pero nunca la abría. Me contaba que a veces, cuando se olvidaba de alguna letra, apagaba el micrófono y comenzaba a golpearlo con la mano simulando un desperfecto técnico hasta que se acordaba de la frase y seguía cantando, totalmente tranquilo.” 

El 30 de octubre de 1996 Néstor Roque Darino nos dejó huérfanos de tango, aunque su voz sigue presente en las grabaciones que realizó otro gran cantor, Jorge Soria. Darino pertenecía a la generación de José “Pepe” Marchetti, que cantó con Néstor en la Orquesta Rossi, y la de Rómulo Altavista, cantores que crecieron en la década de oro del tango, la del 40. “No aprendieron el tango copiando, ellos lo vivieron”, afirma Rubén Exertier, con cariño y admiración a nuestros cantores de tango.

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