domingo 19 de mayo de 2024

MEMORIA

La historia del nieto 133 restituido por Abuelas de Plaza de Mayo

Forma parte de la familia Santucho, con raíces en la provincia de Santiago del Estero y atravesada por el terrorismo de Estado.

La historia del nieto 133 restituido por Abuelas de Plaza de Mayo
viernes 28 de julio de 2023

Más de 130 argentinos y argentinas que nacieron en cautiverio durante la última dictadura cívico militar recuperaron su identidad gracias a Abuelas de Plaza de Mayo. Este viernes, la ONG anunció la restitución del número 133, hijo de Julio Santucho y de Cristina Navajas. La historia del nuevo nieto recuperado y las atrocidades cometidas por los militares contra su familia.

El "nieto 133" fue anunciado este viernes por la titular de Abuelas, Estela De Carlotto, en una conferencia de prensa de la que participaron Miguel Santucho, su hermano, y también su papá, Julio. 

El apellido Santucho es sinónimo muchas veces de víctimas de la dictadura. "Es una familia enorme atravesada por el terrorismo de Estado y también por una historia de lucha", expresaron desde Abuelas.

Asimismo: manifestaron: "Este nuevo caso es el resultado de una sociedad que, tras 40 años de democracia, sigue exigiendo saber qué pasó con los desaparecidos y con los cientos de bebés, niños y niñas apropiados, apostando a la construcció de la memoria, la verdad y la justicia para que nunca más se repitan crímenes tan horrendos".

 

 

La historia de la familia

 

Cristina Navajas nació en el mes de septiembre de 1949 en la Ciudad de Buenos Aires. Allí se crió y cursó los niveles primario, secundario, terciario y universitario. En la Universidad Católica Argentina (UCA) conoció a Julio Santucho, el menor de diez hermanos, y comenzaron a militar en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) cuyo máximo exponente era Mario, el séptimo en la familia.

La dictadura desapareció a Cristina, embarazada, el 13 de julio de 1976 en medio de un operativo en un departamento que la familia Santucho tenía en un domicilio de la ciudad. Aquel día, una patota parapolicial la secuestró y dejó a sus hijos Miguel y Camilo en el lugar.

Sus familiares pudieron enterarse que Cristina estaba embarazada al momento de su secuestro y que fue vista en un centro clandestino de detención ubicado en el barrio porteño de Floresta. Allí, por testimonios de sobrevivientes, se supo que fue tortuada con brutalidad como le sucedió a miles de desaparecidos.

 

 

En la reconstrucción de los hechos se supo que la joven llegó al centro clandestino de detención conocido como Pozo de Banfield y estuvo allí hasta el 25 de abril de 1977.

Julio se enteró del secuestro de Cristina al día siguiente de hecho y comenzó a realizar gestiones para sacar a sus dos hijos del país. Miguel se radicó nuevamente en Argentina en 1983 y comenzó a acompañar a su abuela en su activismo en la ONG para poder reconstruir la historia de su familia.

El hermano de Miguel y nieto 133, se acercó de forma espontánea a Abuelas. La ONG reveló que en dictadura fue anotado como hijo propio por un integrante de las fuerzas de seguridad y de una enfermera el 24 de marzo de 1977. De joven tuvo dudas sobre su identidad y quien le fue presentada como hermana le confesó que no era hijo de quienes decían ser sus padres.

Luego de la presentación correspondiente en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), se realizó la investigación documental para, finalmente, en abril de este año realizarse el examen de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) que confirmó su verdadera identidad.

 

"Defender la democracia"

 

En su comunicado, Abuelas expresó que "el origen de cada apropiación nos recuerda lo violento y asesino que puede ser el Estado al servicio de la opresión y el terror, pero las restituciones ponen de manifiesto el valor de la vida democrática, los derechos conquistados y las libertades ganadas".

"Entre todas y todos, cada día, debemos defender, sostener y garantizar nuestra democracia, erradicando el odio, el negacionismo, la construcción del otro como enemigo, y poniendo el amor y el bien común como horizonte. ¡Bienvenido querido nieto, sos un triunfo de nuestra democracia!", concluyó.

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