Las consecuencias de la decisión que Eduardo Bucca tomó en 2017 al dejar la Municipalidad de Bolívar e ir en contra de Cristina Kirchner para conseguir una banca en el Congreso nacional, brotan seis años después. El ahora senador provincial no quiere seguir perdiendo el control de la comuna pero tampoco dejar la Legislatura provincial, a la que ingresó hace dos años, paradójicamente, de la mano de Cristina Kirchner. Las presiones para que las cosas se vuelvan a hacer "a lo Bali".

En los últimos días se profundizó lo que este medio anticipó a fines del mes de mayo: el buquismo, con su líder a la cabeza por acción u omisión, lanzó una ofensiva para plantear a 'Bali' como el precandidato a intendente de la rebautizada coalición Unión por la Patria. En sus considerandos, los referentes que hasta el momento se expresaron en esa línea sostienen que hay que volver a los tiempos de la gestión que comenzó en 2011 y consiguió revalidarse cuatro años después. Una proclama que, entre líneas, también puede leerse como el intento por condicionar una potencial precandidatura a intendente de Marcos Pisano. 

Cualquiera que analice la política recae en la misma pregunta: ¿conviene a Bolívar, y principalmente al peronismo, perder la banca que desde 1993 no tenía en la Legislatura provincial? ¿En qué quedaría, de suceder eso, la frase que 'Bali' esgrimió minutos después del triunfo, en 2021, cuando dijo que "la oportunidad de tener una banca es para Bolívar y va a ser beneficiosa para todos"?.

El día que juró como diputado nacional por una fuerza política que no era con la que logró la reelección en 2015, Bucca aceptó su desvinculación de la gestión municipal, que por correspondencia quedó a cargo del primer concejal de la lista que ganó en la última elección ejecutiva. Su desapego se profundizó aún más con la elección de 2019, cuando fue candidato a gobernador de Roberto Lavagna y, al mismo tiempo, Marcos Pisano reafirmaba su interinato con el 58% de los votos subido a la boleta de Cristina Kirchner y Axel Kicillof. El sucesor se convertía, así, en el intendente de Bolívar más votado de la democracia.

Indudablemente dejar el pago chico no fue todo ganancia para el senador. En política, como en la vida, los lugares que uno decide no ocupar, o deja libres, lo llenan otros. Y siempre, o casi siempre, otros no tienen la misma mirada que uno. 

La encrucijada en la que se encuentra 'Bali' no es otra cosa que el desenlace de sus propias decisiones. Si opta por subirse al operativo clamor probablemente tenga chances de ganar la intendencia, pero debería dejar la banca que le confiaron más de 8 mil bolivarenses en la elección anterior. Si no lo hace, pues, seguirá latente la posibilidad de perder, cada día un poco más, el control del municipio.