Desde hace varios días el barrio María del Carmen de la ciudad de Bolívar sufre lo que cada verano. Como suele suceder, los vecinos y vecinas comienzan a llenar baldes con agua ante la baja en la presión del servicio, hecho que impide el normal desarrollo de sus vidas y los expone a situaciones perjudiciales para su salud en plena ola de calor.

La problemática ha obligado a quienes viven en el vecindario a ser previsibles. Es por eso que cuando hay algo de presión, la primera acción es llenar baldes con agua ya que no se sabe cuándo podría reducirse. Esta situación fue corroborada por PRESENTE en una recorrida que realizó el pasado jueves por María del Carmen.

"Tenemos que cargar un lavarropa para poder lavar los platos y tener agua en el baño", manifestó una vecina a este medio al acercar su reclamo por las limitaciones del servicio de agua corriente. Esto sucede mayormente a la mañana, que es cuando hay un poco de presión, ya que cerca del mediodía empiezan las complicaciones. Los vecinos lo tienen cronometrado.

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Según contó otro vecino consultado por este medio, el problema tiene su origen en que el agua que llega a María del Carmen proviene de barrio Latino. Ya saben que, cuando empieza el calor y por ende el armado de piletas, el servicio comienza a resentirse. "Recién a la noche volvemos a tener presión", explicó.

Frente a las complicaciones, aparece la creatividad

Hace algunos años PRESENTE dio cuenta de una situación de iguales características. En aquel entonces, plena pandemia de COVID-19, la Municipalidad asistió al vecindario con bidones de agua luego de un reclamo que se recogió en estas páginas. ¿Será esta una nueva oportunidad para que las autoridades vuelvan a tomar nota?

Mientras esperan por respuestas estructurales por parte del Estado, la creatividad está a la orden del día. Ya hace tiempo, hay quienes instalaron una canilla a baja altura, la dejan abierta y entierran un bidón bajo tierra. Sin embargo, al no haber presión, pueden pasar horas hasta poder conseguir algunos litros.

Otro método, aunque conlleva una inversión importante en materiales y compra de insumos que no todas las familias de María del Carmen pueden afrontar, es el que un vecino creó delante de su casa. Consiste en enterrar un tanque de agua de 400 litros y conectar un bombeador, de modo que cuando vuelva la presión, el agua que se junte comience a subir a otro tanque que va instalado en el techo de la vivienda.

María del Carmen es, junto con La Portada, el barrio más postergado de la ciudad. La diferencia entre estos es algún que otro cordón cuneta y que el barrio lindero con la avenida Mariano Unzué todavía no tiene agua corriente. Cloacas, ninguno. "Los caños ya están puestos hace alrededor de cinco años pero no están conectados", contó un vecino que vive detrás del parque Las Acollaradas.

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