Paulina Moya tiene 39 años y desde el 2020 que vive en Ushuaia, Tierra del Fuego. Allí comenzó a trabajar junto a su pareja Cristian Carrión, que también es biólogo, en un proyecto de investigación vinculado al mejoramiento de la producción hortícola y junto a un grupo de investigadores, consiguieron crear nada menos que bioinsumos a base de un hongo para fortalecer el rubro. "Es una necesidad en términos de soberanía y seguridad alimentaria", aseguró.

La bióloga bolivarense dialogó con PRESENTE para detallar cómo fue el proceso de esta investigación que continuará llevándose a cabo a pesar del reciente descubrimiento. "El proyecto surge por una demanda del sector horticola de Tierra del Fuego en la búsqueda de alternativas para el fortalecimiento de este sector", indicó.

Paulina no solo es bióloga, sino también doctora en Ciencias Naturales, profesora en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego e investigadora del CONICET. De Bolívar se fue a estudiar a La Plata, hizo su carrera de grado y posgrado y en 2020 se mudó a Ushuaia. Sobre los inicios de esta investigación, precisó: "En la isla de Tierra del Fuego cuesta mucho producir alimentos frescos debido al clima frío, estacionalidad tan marcada, las variaciones en las horas de luz en su mayoría las producciones de hortalizas son bajo invernadero, y este sistema también propicia las condiciones para el desarrollo de enfermedades".

Los detalles del proyecto fueron publicados en el sitio web de "Argentina Investiga" y los bioinsumos creados fueron a partir de las cepas del hongo Trichoderma spp. Allí comprobaron que, bajo condiciones controladas, la presencia de este organismo incrementó el crecimiento y mejoró la sanidad de plantas de lechuga.

"La población fueguina depende en un 95% de las hortalizas que llegan desde el continente, en su mayoría de provincias como Mendoza y Buenos Aires. Llegan por vía terrestre y en el transcurso del viaje van perdiendo sus cualidades organolepticas y nutricionales, además de los altos costos que tiene su transporte, lo que termina siendo absorbido por los consumidores", explicó Paulina. Por este motivo es que los municipíos, el gobierno de Tierra del Fuego y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) impulsan distintos programas para el fortalecimiento del sector hortícola.

Hasta el momento, evaluaron dos cepas del hongo Trichoderma spp con resultados alentadores. "El peso fresco y seco de las plantas de lechuga es aproximadamente un 15% mayor en las plantas que fueron inoculadas con el hongo benéfico que las que no tienen este hongo", sostuvo. Y añadió: "Las plantas con Trichoderma spp presentaron menos enfermedad que las que no tenían este hongo, es decir que tiene un efecto protector sobre los cultivos hasta ahora probados".

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Cabe destacar que el cultivo en invernáculos es una de las principales formas de producción en Tierra del Fuego y propicia la aparición de diversas enfermedades fúngicas como la “pudrición gris”, causada por el patógeno fúngico Botrytis sp. Esta enfermedad es la principal causa de pérdidas en la producción local de lechuga y de otros cultivos.

"Cuesta mucho tiempo y esfuerzo producir hortalizas frescas en Tierra del Fuego, cualquier aporte que podamos realizar va a ser muy significativo para este sector. Para los habitantes de las latitudes más altas del territorio argentino, la producción hortícola agrosustentable es una necesidad en términos de soberanía y seguridad alimentaria", expresó la bióloga bolivarense de 39 años. Con esta investigación, apuntan a que el bioinsumo, cuando hayan pasado todas las etapas de prueba, pueda ser utilizado por los productores y productoras locales.

El programa del Ministerio de Ciencia y Tecnología con el que comenzó todo

En el 2020, el organismo lanzó el programa "Ciencia y Tecnología contra el Hambre" en el cual presentaron este proyecto titulado "Desarrollo de Bioinsumos locales para el fortalecimiento de la producción horticola agroecologica de Tierra del Fuego", que salió seleccionado. "Desde ese momento venimos trabajando desde la Universidad Nacional de Tierra del Fuego a la cuál pertenecemos, junto con el INTA Tierra del Fuego y las Secretarias de Producción y pyme y de Ciencia y Tecnología de la provincia", destacó.

El proceso técnico que derivó en la creación de bioinsumos para mejorar la producción hortícola

Paulina Moya explicó detalladamente cómo hicieron el trabajo con el grupo de investigadores, del cual uno de ellos es su pareja. "Aislamos cepas del hongo Trichoderma spp que vive en el suelo y aislamos también cepas del hongo patógeno, que determinamos pertenecía al género Botrytis y causa la enfermedad llamada 'pudrición gris' en lechuga y otros cultivos como frutilla", dijo en primera instancia.

"El siguiente paso fue hacer pruebas de crecimiento en temperaturas frías y templadas, ya que nos interesa que el hongo que vamos a usar pueda crecer y desarrollarse a bajas temperaturas que son las que pueden presentarse frecuentemente en temporadas de cultivo", añadió. 

En qué etapa se encuentra el proyecto de investigación y qué tan importante es

Otra de las etapas en la que se encuentran actualmente es la de probar las cepas previamente seleccionadas en laboratorio en ensayos bajo condiciones de invernáculo en plantas de lechuga. Para esto, el INTA les provee de un invernáculo en el cuál están haciendo los ensayos en plantas y evalúan si el hongo benéfico estimula el crecimiento de las plantas de lechuga, y si controla la severidad de la enfermedad "pudrición gris" causada por Botrytis.

"Esperamos con este proyecto realizar un aporte para el fortalecimiento y crecimiento del sector hortícola. Mas allá del proyecto en sí, nuestra idea es continuar con esta línea de investigación y poder seguir desarrollando otros bioinsumos a base de compost y otros microorganismos", remarcó Paulina.