A 'Leo Curutchet' le encanta contar una anécdota sobre sus padres. Recuerda el día, un 20 de junio, y dice que el año está entre 1994, 1995 o 1996. El lugar: Cemento, antes de Cromagnon. Leo era el cantante y letrista de Misery, banda que compartía con el guitarrista Alejandro Mazzarol. Omar Chabán los había contratado para tocar como banda fija y contaban con un demo grabado en 1993 en el estudio El Abasto, el técnico fue Álvaro Villagra. 

“Le habían contado a papá, que estaba muy ligado al fútbol, que nuestra presentación era como un debut en primera - cuenta -. Cemento en ese momento era una junta de punkies, heavys, hardcores, darks, toda la fauna que se juntaba ahí. Para esa noche mi padre se puso el traje, y mi madre sacó el collar de perlas como si se preparara para ir al Colón. Yo salgo al escenario y ahí estaban, en medio de toda esa gente, recuerdo que había gente de Bolívar, Lacho Almeira fue uno de los testigos. Mientras tocábamos veía que había pogo, pero la gente respetaba a mis padres, estaban en el centro y no los tocó nadie. Cuando terminó el show bajo del escenario para saber cuál sería su comentario, Cemento en ese momento era un cuadrado de cemento con paredes transpiradas, sonaba mal, era terrible, pero tenía su mística, ahí habían tocado todos. Curioso por saber cuál sería su veredicto, le pregunto a mi padre: ‘Bueno papá, ¿qué te pareció, estuvo muy fuerte el sonido?, y él me contestó: ‘No, no, todo bien, la verdad, sonaron muy bien, ahora una preguntita: estos pibes, de día, ¿qué hacen?’, fue muy gracioso”.

Las y los bolivarenses ya lo sabemos, Leo Curutchet es uno de los vocalistas más versátiles de nuestra city, no hay géneros que se le resista ni que su garganta esquive. Cuando desembarcó en Bolívar en 2011 fue abordado rápidamente por Eduardo Real, en ese momento habían armado La Destilada junto a Ariel Tardivo (guitarra), Patita Suárez (batería) y Diego Peris (bajo).

“La Destilada es una gran comunidad y para mí es placer, es terapia, estoy esperando el día del ensayo - reflexiona Leo -. Hemos llegado a un grado de entendimiento que no existen las peleas ni las rencillas. Tenemos todo muy en claro, cada uno tiene su lugar, la parte de los arreglos la tienen Eduardo, Ariel y Diego. Los shows tienen varios climas: momentos instrumentales, secciones dónde canta Diego (Beatles, Stevie Wonder, vidalas fusionadas), y mi parte con mis temas (‘Unchain my Heart’ y ‘The Letter’, temas popularizados por Joe Cocker, o ‘Englishman in New York’, de Sting). Ahora estamos incorporando a Maia Peris para hacer más voces y más arreglos”.

Un ejemplo del eclecticismo del repertorio de La Destilada fue el estreno en Me Encanta Bolívar 2023 de ‘On Broadway’, tema que grabaron los Drifters en 1963, y recobró fuerza en 1979 cuando la versión de George Benson formó parte de la banda de sonido de ‘All That Jazz’, la película de Bob Fosse. En ese mismo festival Leo cantó junto a las chicas y los chicos de la Escuela Municipal de Música, interpretando entre otros temas, ‘Escalera al cielo’. “Fue una experiencia increíble, treinta, cuarenta pibes, todos unidos, ‘limpitos de vicios’, haciendo música de todos los estilos. Cuando me invitaron Jorge Godoy y Franco Exertier no tuve dudas en ningún momento, el concierto estuvo maravilloso, superó totalmente mis expectativas”.

A sus tres años nuestro invitado ya entonaba ‘Ventanita de arrabal’, tango que su padre, orgulloso, le hacía cantar en los cumpleaños familiares. De niño escuchaba tango, jazz, y Beethoven, que le fascinaba a su papá. Muchos años después descubriría a Piazzolla y al Polaco Goyeneche. “Para mí es Messi en el fútbol. Fue un amor por el Polaco, que con el tiempo lo pude revivir interpretando tangos”. 

Grabó un disco de tangos acompañado de dos guitarristas, uno de ellos era Fefe Botti, la idea nació de una sugerencia del guitarrista Facundo Bergalli, profesor de Fefe. “Como a mí me apasiona el tango, empezamos a prepararnos y hasta concurrimos a concursos de tango - rememora Leo -. Fueron seis, siete meses a pleno, el proyecto se interrumpió porque tuve que viajar a Francia por trabajo. El disco se llama De garufa, y tiene doce o trece temas de veinticinco que habíamos sacado. El disco se perdió en un momento, pero ya está ubicado, está cerca de Escobar”.

El flechazo con el rock se produjo a sus trece años en Bolívar. Leo y Michel Scenna tocaban en el garaje de la casa de los Scenna. Fue Alejandro, el hermano de Michel, quién le presentó el primer disco de Zeppelin. “Me voló la cabeza, Alejandro fue ‘el culpable’ de haberme metido en ‘esto’, y por suerte se lo pude agradecer - dice -. Ya en Buenos Aires pude estudiar canto durante ocho años, encontré profesores maravillosos que me entendían, y tuve la posibilidad de educar la voz. Como experiencia me sirvieron mucho las peñas, el cantar tango y folklore sin amplificación me hizo fortalecer la emisión de mi voz, que es el dolor de cabeza de los sonidistas”.

La primera vez que Leo cantó en Bolívar fue con Crux, allí estaban Adalberto Carretero en guitarra, Alejandro Colamarino en guitarra y voz, Michel en bajo y Daniel “Topo” Crespo, en batería. “Era un momento muy particular, año 1982. Fuimos a tocar a Manhattan y en un momento se prendieron las luces y la policía nos pidió documentos, como yo tenía trece años el ‘Turco’ Jama, el dueño, me escondió en el depósito - recuerda Leo -. Con la misma base rítmica y con Alejandro formamos Flema, hacíamos covers bandas punk, recuerdo que tocamos en la Semana de Bolívar, e hicimos una versión de Los Violadores: ‘1, 2, ultraviolento’”.

La última banda con la que trabajó en esa etapa fue Picaporte. Estaba la misma base rítmica, Michel y el “Topo”, con el guitarrista Carlos Bravo. “Era un pibe con un talento gigante, componía los temas y tocaba muy bien la viola. Carlitos fue el que me enseñó a escribir canciones, cómo componerlas”, agrega Leo.

La fuerza del destino (2018) se llama al álbum que grabó Tríada, agrupación integrada por Guillermo Plet (bajo), Javier Mazzarol (guitarras y programación de baterías), y Curutchet como vocalista y compositor, todas las letras del álbum son de su autoría.  “Toda la magia y el sonido del disco es gracias a Javier, él es técnico en grabación, hace muchos años que trabaja en los estudios Ion, y tengo la suerte que es como un hermano de la vida para mí”, acota.

En La fuerza del destino se destaca el tema ‘De finales inciertos’. “Escribí la letra cuando tenía trece años luego de un desamor, está basada en ‘Alma de diamante’, de Spinetta Jade. Había leído la historia de las sirenas que con su canto atraían a los marineros y se estrellaban contra las rocas. En este disco también hay temas viejos que quedaron de Misery. Con Jorge Godoy hace rato que queremos traer a flote el repertorio de Misery, ‘Ligeia’ es uno de los temas más lindos que compuse, está basado en un cuento de Edgard Alan Poe, acá también hay mano del guitarrista de la banda, Alejandro Mazzarol”. 

Durante la pandemia Leo comenzó a grabar acompañado de pistas, le costó acostumbrarse porque es un vocalista que canta e acompañado de músicos. Registró varios temas en el estudio El Conventillo, en San Telmo; y otros en Estudio Hogar, de Franco Exertier. Como muestras citamos las versiones ‘Lately’ (Stevie Wonder); ‘A Song for You’ (Leon Rusell), con la pista de Ray Charles; ‘Nessum dorma’ (Puccini), dedicado a su madre, todo un desafío para un cantante, que afirma: “Lo preparé solo, he trabajado la técnica de la voz, y cada tanto Maia Acosta me ayuda a ‘sacarme las telarañas’; y ‘Feeling Good’ (Newley-Bricusse). “Elegí la versión de Michael Bubblé porque está grabado con una orquesta detrás y la pista está más pareja, pero mi referente es Nina Simone”, explica entusiasmado el vocalista, y confiesa que parte de la elección del repertorio fue un desafío para su ego.