Jorgelina Irurzun tiene 47 años, nació en Tandil pero hace varios años vive en Bolívar. Es profesora y jefa del departamento de Artes Visuales del Colegio Nacional y un diagnóstico anticipado le cambió la vida: a través de LALCEC supo que tenía cáncer de mama. Con el tiempo le dio batalla a la enfermedad que todavía sigue en tratamiento y, por medio de su médica oncóloga, descubrió un desafío en el Valle de las Lágrimas, Mendoza, donde llegó a lo más alto de la montaña con la bandera de la institución local.

Entre los días 3 y 5 de marzo, se llevó adelante "Desafiando a la vida junto al cáncer de mama", una iniciativa a través de la disciplina del trekking que tuvo lugar en donde sucedió el Milagro de los Andes, el accidente ocurrido en el año 1972 en el que un avión se estrelló contra la Cordillera de los Andes quedando solo trece personas vivas. Allí se desarrolló este desafío dirigido a mujeres que estén transitando cáncer de mama o que ya lo hayan superado. 

 

 

 

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"Fue una experiencia maravillosa esto de la resiliencia y de ante la adversidad, salir adelante de alguna manera", expresó Jorgelina Irurzun en diálogo con PRESENTE. El objetivo era llegar al memorial, donde están los restos del avión y de quienes no sobrevivieron al trágico accidente. Ni bien su médica oncóloga le propuso participar de este desafío, no lo dudó. "No necesitás ser deportista de élite, pero lleva su entrenamiento. No es un trekking sencillo, son tres días, pero tampoco es que no se puede lograr", consideró. 

Tuvieron que atravesar varios ríos: el Atuel, Barroso, Rosado y el de las Lágrimas, que arrastra tantos minerales de la sierra que te hace lagrimear, de allí surge su nombre. "Fuimos con anteojos, protector solar, cuidadas totalmente. La organización de diez", sostuvo. La primera y tan ansiada jornada fue de 7 horas y media, donde pararon en un campamento base y pasaron la noche en carpas. En paralelo, otras personas afines a la organización iban en mulas y caballos llevando los víveres. El segundo día fue de 12 horas y media: entre 6 y 7 para subir y el resto para bajar, siendo el más difícil. Después de tanto sacrificio, finalmente Jorgelina llegó a la cima.

 

 

 

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"Fue muy emocionante, te sentís afortunada de poder hacerlo, tiene tanto mensaje... Te das cuenta de que estás hecho. No tenés horarios, no tenés confort, no tenés nada, pero eso es lo maravilloso, darte cuenta que sin nada uno puede lograrlo igual", expresó. La experiencia le dejó muchísimos mensajes que aplican un paralelismo con el diagnóstico de cáncer de mama que le cambió la vida: "No solo el haber venido, la experiencia a nivel física. Pasás frío, pasás calor, cansancio, hay un montón de obstáculos, no tenés el confort de tu casa, ni de tu cama, baño, nada. Son tres días que estás con la montaña. Ese silencio. Entonces es un viaje interno, y ahí te das cuenta que estás hecho".

Cómo es su vínculo con Lalcec Bolívar y por qué llevó la bandera a lo más alto de la montaña

Hace unos años, desde Lalcec Bolívar se acercaron al Colegio Nacional, donde ella trabaja, con un proyecto para trabajar con los estudiantes de sexto año a los fines de visibilizar el control temprano del cáncer de mama. A partir de ahí, comenzaron a articular mucho más. De hecho, en el 2022 fue convocada ella y otra docente más para el 8M para hacer el mural en la ochava de la institución que está ubicada en la esquina de las calles Pellegrini y Las Heras, con muchas mujeres que eran pacientes que habían padecido la enfermedad o que estaban en tratamiento.

"Siempre dije que contaban conmigo para lo que precisen y siempre les agradezco el desinterés con el que trabajan. Por ahí no es muy visible, pero yo que estoy ahí cerquita, los admiro ¿Cómo no voy a aportar un granito de arena?", destacó. Jorgelina se enteró de su diagnóstico gracias a estos controles preventivos que tiene a Lalcec como portadora de ese mensaje. Sin embargo, nunca se dio por vencida.

"Nunca me partí. Era bastante profundo, si no fuera por estos controles, hubiera seguido avanzando. En mi caso, en seis meses había crecido el doble. Eso es lo importante, el control anticipado", dijo. Es por eso que cuando surgió el desafío en el Valle de las Lágrimas, no dudó en llevar la bandera de Lalcec Bolívar: "Me dije que tengo que llevar la bandera de ellos para visibilizar el mensaje de prevención".

El contacto que tuvo con los sobrevivientes del Milagro de los Andes 

"Nos mandaban fuerzas, consejos y un montón de archivos PDF con información, libros o datos que teníamos que mirar", indicó la profesora de Artes Visuales. Y aplicó un paralelismo entre el accidente y su enfermedad: "Cuando a ellos se les cae el avión, es como cuando a nosotros nos dieron el diagnóstico, hay un montón de analogías. Uno de los mensajes que me quedó grabado es esto de que todos tenemos nuestra propia cordillera en un momento de la vida, y no tenemos que tomarlo como el enemigo, sino algo positivo que nos va a dar más fuerzas para seguir". 

A raíz de su diagnóstico, Jorgelina dijo que "todo el tiempo estoy buscando desafíos, experiencias, sentirme viva. Siempre me estoy retando, haciendo algo diferente para sentir adrenalina". El estrés del trabajo, los horarios y la vida misma, eso pasó a un segundo plano, ya que remarcó que se ocupó de ella. "La montaña tiene eso, te hace parar, frenar, sentir un montón de experiencias que en lo cotidiano no te das cuenta. Ese silencio, esa inmensidad... es maravilloso. Te recargás de energía. Se lo recomiendo a todos, es un antes y un después", enfatizó.